Dios no es un secreto para ser guardado. Vamos a ir públicos con esto, tan públicos como una ciudad en una colina.
-Mateo 5:13 [MSG]
Desde que tengo memoria, el mensaje central del cristianismo ha sido decirle a los cristianos cómo ser buenos cristianos, y a los buenos cristianos cómo ser mejores cristianos. A decir verdad, hoy puedo ver en ello un discurso fácil y carente de sentido real, puesto que la razón de ser de la Iglesia está en ir y hacer discípulos. La Iglesia cristiana se ha enfocado en sí misma y no en la cultura a la que debe influenciar, se ha quedado en el «ser cristianos» y no en ser agentes de cambio; estos segundos, creo yo son los que entienden el mensaje de Jesús y su cultura, todo lo del Cielo y los principios eternos; y los primeros son simplemente eso, buenos cristianos.
La importancia de hacer esta diferenciación es porque no es un secreto que la Iglesia tradicional ha sido rebasada por la cultura dominante hace décadas, que la burbuja de «lo cristiano» ya no es efectiva en el siglo XXI. El mensaje del evangelio -el mensaje más relevante y eficaz que existe-, no se está sabiendo comunicar de manera efectiva en nuestros tiempos.
Cada vez esta realidad ineludible tiene más peso en el cristianismo, hoy es evidente cómo las generaciones actuales, gente desde los 15 a los 30 años, están saliendo de la iglesia local en búsqueda de «algo más real». Tristemente y por obvias razones, en la mayoría de los casos no lo encuentran y entonces la Iglesia falla en su misión y razón de ser mientras vemos generaciones escaparse de quienes se supone tendrían que cautivarles con emoción y verdad. Y quienes no están dentro de la Iglesia la están percibiendo como todo, menos como un faro de esperanza, amor y verdad.
La realidad es que no hemos sabido comunicar este mensaje que es eficaz en sí mismo a las generaciones actuales y esto se debe, creo yo, a una total falta de incomprensión de los tiempos y de la misión que nos fue dada como Iglesia, como cuerpo de Cristo y como embajadores del Reino de los Cielos, porque nos hemos concentrado en hablarle a los cristianos en cómo ser mejores cristianos.
Por años hemos escuchado que el cristiano «se debe alejar del mundo» y es precisamente esto lo que como institución nos ha mantenido al margen de la cultura y nos ha convertido entonces en un ente hermético e irrelevante para las generaciones actuales; y no sólo eso, sino que rechazamos todo aquello que «no pertenece» a la cultura cristiana o que nos parece «impuro». En realidad deberíamos estar haciendo lo contrario.
El simple hecho de encerrarnos en lo cristiano nos impide como consecuencia obvia e inmediata afectar a este mundo con el mensaje de gracia, salvación, justicia y amor que nos fue encomendado y entonces no podemos producir un cambio en la cultura dominante. Ya sea por miedo o por ignorancia, por falta de visión o acción, el cristianismo no está sazonando al mundo.
Pareciera que nos estamos quedando con todo, que estamos haciendo de Dios un secreto bien guardado.
*Dejo hasta aquí por ahora, para desarrollar más el tema las semanas siguientes.
Alan Castillo 
Muy bueno. Parece que a las iglesias les salió el tiro por la culata, pues al intentar acercar al hombre a Dios, no hizo más que alejarlo. No lo digo como escusa sino como realidad.
Excusa 🙂
La mayoría de hombres de Dios que fueron relevantes en la vida de la iglesia, fueron hombres que provocaron en su momento cambios aun políticos, culturales aun económicos, etc.
Creo que la misión de la iglesia nunca ha cambiado y siempre será la misma, predicar el evangelio y hacer discípulos de Jesús, pero las formas, objetivos, metas siempre van cambiado con el paso del tiempo, las culturas y el entorno.